Tuesday, July 7, 2009

PROBLEMA

Tomado del Diccionario de Filosofía de José Ferrater Mora

En Top., I, 4, 101 b 29, Aristóteles escribe: "La diferencia entre el problema y la proposición depende del modo como se plantea la cuestión Si se dice, por ejemplo: ¿No es verdad que animal pedestre y bípedo es la definición del hombre?', tent-mos una proposición. Si se dice, en cambio: '¿Es o no la definición del hombre, animal pedestre y bípedo?', tenemos un problema." Estas palabras de Aristóteles muestran que mientras una proposición ( o una definición propuesta) son algo "dado" —son una "tesis"—, que se trata de aceptar o rechazar, probar o refutar, etc., un problema no es propiamente una proposición (o una definición), por lo menos en el sentido usual de estos términos — aunque puede llamarse "proposición" en cuanto que es algo que se "propone". En el problema se admiten dos tesis distintas y opuestas y, de consiguiente, no puede, en rigor, aceptarse o rechazarse, probarse o refutarse lo que se presenta como un problema. Sólo puede aceptarse o rechazarse el problema mismo — por ejemplo, declarando que carece de significación, o que es insoluble, o que es absurdo, o que es insignificante, etc., etc. Siguiendo a Aristóteles, podemos distinguir entre el problema y lo que propone el problema. Esta distinción no es mantenida siempre en el uso del término 'problema'. Es frecuente, en efecto, entender un problema como una "cuestión" — modo de entender 'problema' que procede seguramente de la idea de quacstio medieval. Por lo general, un problema es una cuestión que se trata de aclarar o resolver — o en algunos casos resolver aclarando. El problema puede compararse a un nudo (en el cual están estrechamente ligadas dos o más tesis posibles); lo que se trata de hacer con él es "resolverlo" o "disolverlo"; en todo caso, "deshacerlo" o "desatarlo". El problema suele tener (explícita o implícitamente) la forma de una pregunta (v. ), pero no toda pregunta es necesariamente un problema; en rigor, hay muchas preguntas que no son problemas.

Varios son los modos de considerar los problemas. Puede hablarse, por ejemplo, de "problemas subjetivos" —cuando lo que se trata de hacer es resolverlos "para nosotros"—· y "problemas objetivos" — cuando aquello de que se trata es un problema en si mismo. Esta distinción es análoga, si no idéntica, a la que se establece cuando se usan respectivamente las expresiones quoad nos y per se. También puede hablarse de problemas teóricos y prácticos; dentro de los teóricos, filosóficos, científicos, etc., etc. Estas clasificaciones no son inútiles; la última de ellas puede ser importante, porque es muy probable que cada modo de saber tenga sus propios problemas — lo que se llama "una problemática".

Se ha reconocido con frecuencia que el planteamiento de los problemas es una de las mayores tareas de la filosofía, hasta el punto de haberse dicho para la filosofía (y también para la matemática, y acaso para algunas ciencias) que lo más importante es plantearse los problemas adecuadamente. Bergson ha dicho (op. cit. en bibliografía) que "en filosofía un problema bien planteado es un problema resuelto". En todo caso, como indica Emile Bréhier (art. cit. en bib.), "la actividad de los mayores pensadores, de Kant por ejemplo, ha consistido sobre todo en cambiar la posición [el planteamiento] de los problemas". Bréhier habla de una "metaproblemática", que sería similar a la Problematik de que han hablado algunos autores alemanes, pero que, en vez de limitarse, como la última, a coleccionar problemas, tiene que consistir en trazar el marco dentro del cual los problemas adquieren sentido y ofrecen perspectivas de solución. Según ello, los problemas filosóficos deben plantearse solamente cuando hay un conjunto de nociones, ideas, intuiciones, etc. que les otorguen sentido. De la diferencia que establece Gabriel Marcel (y de la que habló asimismo Unamuno) entre "problema" y "misterio", nos hemos ocupado en oí artículo MISTERIO. Véanse asimismo los artículos PROBLEMÁTICO v PHOBLEMATICISMO. H. Bergson, "De la position des problèmes", en La pensée et le mouvant, 1934, — Hermann Wein, Untersuchungen über das Problembeivusstsein, 1937 [en el sentido de Nicolai Hartmann], — Emile Bréhier, "La notion de problème en philosophie", Théorie, XIV (1948), 1-7, reimp. en Études de philosophie 011/1'-' que, 1955, págs. 10-16. — Michael; Landmann, Problematik, Nichtwissen und Wissensverlangen im philosophischen Bewusstsein, 1949. — Varios, autores, Nature des Problèmes et Philosophie, 3 vols., 1949 [reseña de los "Debates de verano" celebrados en Lund, en 1937: un volumen sobre los problemas en filosofía general; otro, sobre los problemas en la lógica y las ciencias de la Naturaleza; un tercero, sobre los problemas en las ciencias del·espíritu]. — Augusto Cecchini, Problematicita e problemi, 1957 [Filosofía della scicnza, 8].

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